"Blanco espino del fondo de la huerta,
que sigues guardando el rincón de mi infancia,
¿por qué no puedo como tú, simple ramilla,
pasar mis días en la tierra que me vió nacer?
Mas una lágrima asoma a mis ojos.
Mi corazón desborda de alegría;
ya oigo la voz de los de casa"
Jean Baptiste Elizanburu 1862
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